Hubo un tiempo en el que la ley seca contribuyó a la sofisticación del crimen organizado y al despegue definitivo de las mafias.
Empresarios sin escrúpulos se hicieron de oro aprovechándose de la escasez de bebidas, llegando a comercializar productos de mala calidad e incluso tóxicos. Dicha escasez dejó un reguero de cadáveres. 100 años después la ley seca sigue latente.