Viaje a Lugo y alrededores

Aunque nuestro lugar de trabajo se encuentra en Asturias, habitualmente nos desplazamos a la comunidad vecina donde aprovechamos cualquier rato libre para disfrutar de sus pueblos, empaparnos de su historia y degustar los deliciosos platos de su gastronomía. Y es que Galicia nunca defrauda.

Hemos recorrido casi toda la costa galega pero en esta ocasión viajamos al interior de la provincia de Lugo, donde pudimos dedicarle tiempo a su capital, cuya muralla romana conserva íntegro su perímetro, atesorando más de dos mil años de historia.

Esto no pretende ser una guía de turismo, pero te recomiendo que subas al adarve de la muralla y pasees por sus dos kilómetros de perímetro, para después bajar a perderte por sus calles y descubrir que aún mas abajo hay un Lugo esperando ser descubierto.

No te voy a engañar, pero gracias a la lluvia que nos acompañó casi todo el viaje, le dedicamos bastante tiempo a visitar el interior de sus edificios monumentales y su red de museos municipales.

Por nombrar alguno, el museo provincial de Lugo tiene una importante colección de bellas artes, etnografía, arqueología, arte africano, orfebrería prerromana, cerámica , vidrio, medallística,….y un espectacular claustro. Un plan perfecto que no podrás abarcar ni en 24 horas de lluvia. Y ya en extramuros, y con un tamaño más reducido hicimos la visita guiada a O Vello Cárcere, una cárcel convertida en centro cultural, con exposiciones, recreaciones y una buena dosis de memoria histórica.

Pasando a otro tipo de cultura no podíamos estar en Lugo sin probar sus tapas; si sabes por donde moverte, con la consumición te pondrán gratis una tapita de pulpo a feria, oreja, caldo galego, callos con garbanzos, empanada…. En ocasiones hasta te preguntan de qué quieres la tapa. El pulpo de O Tentáculo requiere de una mención especial.

Después de llenar en buche nos dirigimos a la Ribeira Sacra a degustar esos vinos que se cosechan en lo que se llama la “agricultura heroica” y es que, las condiciones del terreno donde se cosechan las cepas, las hacen no aptas para personas con vértigo. Una vez en Sober, paramos en Adega Algueira, cuyas vinos se gestan en cepas con hasta un 85% de desnivel para lograr unos caldos de variedades casi extintas, comimos en el restaurante O Castelo y antes de coger el coche nos aireamos dando un paseo hasta el bosque de castaños milenarios.

También de orígenes milenarios, como la viticultura heroica, visitamos la alfarería de Gundivós, cuyas ánforas transportaron esos caldos en la época romana. Y es que se dice que los vinos bebidos en cuncas de Gundivós, saben mucho mejor.

Pero no todo es vino en Ribeira Sacra. Nos acercamos a Monforte de Lemos, capital de la comarca cuyo casco antiguo está declarado Bien de Interés Cultural . Ya conocíamos Monforte por su Feria Medieval de Semana Santa, pero al ver sus calles despejadas de artesanos, juglares y malabaristas, nos pareció que visitábamos una ciudad nueva.

De vuelta a Lugo por carreteras comarcales, con la bruma acompañándonos todo el trayecto, hicimos parada en Sarria, inicio de Camino De Santiago para los que le quieren dedicar a esta peregrinación unos pocos días, ya que tan solo 114km separan este pueblo De Santiago de Compostela. Como febrero no es un mes que atraiga a caminantes, recorrimos las calles desiertas de esta localidad que promete bullicio a partir de la primavera.

Y así, parando en cada pueblo o paraje que nos despertaba algún tipo de interés, retomamos la vuelta a casa, con las baterías vacías pero las cámaras y nuestra retina repletas de imágenes y nuevas experiencias.